Madrid-París, salir con tiempo, el Peso Justo y cómo decir NO a un francés.

No era la primera vez que viajaba en avión, de hecho la primera vez que viajé sola fue a París la diferencia la marcaba que esta vez era Vueling y no habría un chaqueta roja que dejara que mi padre viniera conmigo hasta la puerta de embarque.

Mi padre es de esos que sale de casa con tiempo y más si decides ir al aeropuerto en metro, él se fía de que el servicio que nos dejó Gallardón fuera la mejor manera de llegar hasta allí, por eso fue preparado con su metro-bus y un euro suelto para pagar el suplemento del aeropuerto, lástima que no contara con el tarifazo de la Espe, esta vez el suplemento...eran 3 euros. (Paría es muy caro, y llegar a Barajas en metro también)

Imagina lo pronto que saldríamos, que llegamos al mostrador de facturación de Vueling media hora antes de que nos dejaran facturar. Pesamos la maleta y...HORROR 25 KG , tenemos que dejarla en 23, abre la maleta y pasa cosas a la mochila que llevas de equipaje de mano, pero...HORROR EQUIPAJE DE MANO 12 KG!!! y tenemos que dejarlo en 10. Vale papá fue previsor porque tardamos exactamente media hora en cuadrar ambos bultos para que se quedaran en el peso permitido. Lo gracioso del asunto es que una vez se marcha mi maleta por esa cinta hacia lo desconocido la señorita del mostrador nos comenta:

- Supongo que ya sabes que ese bolso (típico bolso pequeño de no más de dos palmos, escogido para  meterlo más tarde en la mochila que pasaba como único bulto de equipaje de mano) puedes llevarlo, la típica bolsa de playa no pero eso sí; y el ordenador portátil (el causante de los 800 cambios de peso de la maleta a la mochila y viceversa) si lo llevas en una funda de las pequeñas (a modo de carpeta no os tiréis el pisto de que llevo la bolsa del portátil y ahí meto la ropa de 4 días) también puedes llevarlo en la mano (luego no cuenta dentro de los 10 kg que debe pesar el equipaje de mano

- pues...ahora que lo dices en la web lo ponía, pero en las indicaciones de la reserva del vuelo no lo indicaba

- es así, al menos por ahora

Esto parece todo ventajas pero jugar al Peso Justo en la terminal no lo cambio por nada, te juro que pensaba que en cualquier momento Carlos Lozano saldría de algún mostrador diciéndome que pasaba al escaparate final.

Facturaciones aparte desayunamos con muchísima calma y...llegó la despedida. Supongo que saber que en una semana vuelvo a casa para hacer un examen lo hizo todo un poquito más fácil (ellos no lloraron, yo sí)

Por razones que desconozco la gente pasaba por el control de policía con los zapatos puestos y sin apenas problemas; exceptuándome a mí; una rubia de aspecto vikingo me indicó que sacara el portátil de mi mochila, que me quitase las converse (y a mi lado pasaba una con unas cuñas de esparto que podía llevar en los tacones un neceser ilegal entero) y todo esto con exhaustivo control de mis movimientos como si fuera la insurrección de Bin Laden... Sin pulseras de metal, sin cinturón...lo único que quisieron que me quitara es mi pulsera del Arenal Sound (Festival de música en Burriana, la pulsera es de tela y  el cierre es metálico y obvio si te lo quitas, no hay manera de ponerlo otra vez) y eso que ya había pasado por el arco y no había pitado, obviamente me negué y un policía con mejor cara le comentó a la vikinga que me dejara pasar (se ve que putean a uno de cada 20) que no hacía falta más (yo creo q la vikinga quería algo más y pensó que llegaría más lejos exigiendo un cacheo que pidiéndome salir a cenar)

Vale, tranquilamente voy al dutty free, hago unas compritas, busco mi puerta de embarque y...UNA HORA DE ESPERA ¡Gracias papá! Una hora de espera que uno de los pasajeros quiso amenizarnos gritando improperios por su teléfono y cambiando del castellano al francés de rato en rato, para que todos nos pudiésemos enterar de lo estúpido que era su jefe. todo el mundo ponía mala cara, pero nadie le dijo nada salvo una abuelita que pensó en voz alta: - yo me voy a ver a mi nieta que acaba de nacer y no tengo la necesidad de contárselo a todo el avión.

Por fin empezamos a embarcar y una vez en el avió compruebo que me toca ventanilla y que un asiento vacío me separaba de un hombre de unos...50 años que hablaba castellano y francés a la perfección. La única pega que le pongo a mi no-acompañante es que esa mañana decidió no ducharse. Una vez despegamos el hombre en cuestión se agarró al asiento como si le fuera la vida en ello, me miró y contesté con una cómplice sonrisa de: No va a caerse, y si se cae de poco va a servirte agarrarte.

Tanto le gustó esa educada sonrisa que en cuanto se apagó la luz de cinturones, se dedicó durante más de media hora a invitarme a tomar algo en París, que si viajaba sola que él conocía a mucha gente en París, y muchos sitios para cenar, que vivía solo en una casa preciosa y que si no encontraba piso me podía quedar en su casa... a todo esto yo mirando mi libro enfrascada en mi lectura y diciendo: no, no, muchas gracias pero no, no quiero.

Terminé por mentir, en lugar de decirle que era un viejo verde que olía mal y que mi idea era salir la última del avión y alejarme de él como fuera posible; le expliqué que me iba a estudiar un año a París porque mi novio había encontrado trabajo allí, y que me vendría a buscar, y que aunque yo no conocía a nadie, él ya tenía muchos amigos en París y además tenía pensado tenerme toda la semana haciendo turismo con él. (PLASTA!!! QUE NO PIENSO TOMARME CONTIGO UNA CERVEZA NI SIQUIERA EN EL AVIÓN)

Gracias a Dios aterrizamos, y en la T3  me esperaba mi querido casero parisino (querido porque se ha portado genial, dejemos claro que la historia del novio parisino es falsa)

La casa, la compra, y otros asuntos...Ya os los iré contando

Desde París...Se Les Quiere

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